Del presidente: Medicina de Familia en África

Foto: Los participantes en el histórico primer precongreso Afriwon, celebrado en Accra, en Ghana, el 6 de mayo de 2015.

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Akwaaba! (“Bienvenido/a”, en el idioma Akan de Ghana).

El Dr. David Nortey es un médico de familia que vive en Accra, la capital de Ghana, en África occidental. David dirige la Clínica de Atención Primaria de Salud en el Hospital Docente Korle Bu. La clínica de David ofrece el primer contacto con gente en todo el país, y sirve como punto de entrada a los servicios especializados en el principal hospital docente. La clínica es también un importante centro de formación para los estudiantes de medicina de la Universidad de Ghana y los residentes de medicina de familia. La clínica ofrece atención integral, incluidos los servicios de atención prenatal, programas de inmunización infantil, prevención y control de enfermedades crónicas, así como la hospitalización a corto plazo. Cuenta también con una sala de aislamiento del cólera, un centro de tratamiento de células falciformes, y además tiene su sede al lado de las principales instalaciones de pruebas y tratamiento de VIH de la ciudad. Así mismo, está bien preparado para que el Ébola jamás llegue a Ghana.

Foto: El Dr. David Nortey atiende en su consulta de la Clínica de Atención Primaria de Salud en el Hospital Docente de Korle Bu en Accra.

Ghana tiene una población de aproximadamente 25 millones de habitantes. El país cuenta con un sistema de salud universal, llamado el Plan de Seguro de Salud Nacional, y todos los ciudadanos de Ghana tienen derecho a acceder a la atención primaria de salud.

Estuve en Ghana, asistiendo al Cuarto Congreso Regional de WONCA para África, presidido por el Dr. Henry Lawson de Ghana, presidente electo de nuestra región WONCA de África.

Originalmente, el Congreso había sido pospuesto debido a la crisis del Ébola. A pesar de que la sombra del Ébola todavía se cierne sobre África Occidental, y de los desafíos de las restricciones del viaje, más de 200 delegados de cerca de 30 países en toda África y en todo el mundo asistieron. El programa incluyó reuniones Precongresuales de la increíble red Primafamed, y de nuestro grupo de trabajo de WONCA, Mujeres de África en Medicina de Familia, dirigido por la Dra. Kate Anteyi, de Nigeria.

También tuvimos un histórico primer congreso de nuestro Movimiento de Médicos Jóvenes de África de WONCA, llamado Afriwon, creado por los médicos jóvenes de África en 2013. Afriwon es un movimiento muy enérgico, que utiliza los medios sociales para hacer conexiones a través de las fronteras nacionales y el apoyo de grande mentores médicos de familia en el este, oeste y sur de África. El apoyo financiero proporcionado a través del programa de Becas Montegut de la Junta Americana de Medicina Familiar ayuda a varios de nuestros médicos de familia jóvenes de toda África a asistir a esta reunión.

Yo no soy un experto en medicina de familia en África, pero trabajé allí durante un corto periodo de tiempo como médico de familia, allá por 2008, colaborando en el establecimiento de nuevas instalaciones de pruebas y tratamiento del VIH en aldeas rurales de la Región Sur de Limpopo, África. Valoré mi exposición en ese entonces a los desafíos que afrontaba la prestación de atención de salud a los pueblos de África, así que tenía muchas ganas de aprender más en nuestro congreso regional.

En países de todo el mundo, el mensaje sobre la importancia de la atención primaria y la medicina de familia para garantizar el acceso universal a la atención de salud y resultados de salud equitativos está llegando. En ninguna parte esto es tan importante como en África. En comparación con el resto del mundo, la atención de salud en África se caracteriza por una enorme discrepancia entre la alta carga de enfermedad y la escasez de trabajadores/as de salud, especialmente de médicos/as. Los países de bajos ingresos en el África Subsahariana se enfrentan a enormes desafíos, incluyendo altas tasas de mortalidad infantil y materna, el VIH / SIDA, la infección por TBC, la malaria endémica, las enfermedades no transmisibles, la violencia, el trauma y la pobreza generalizada.

Foto: Los delegados de Sudán, Sudáfrica, Botswana, Uganda y Mali, que describen las facilidades y barreras de una atención primaria eficaz en los países de África.

El congreso supo de la extraordinaria labor de la Red Primafamed, la "red de educación en medicina de atención primaria / medicina de familia", que en los últimos 20 años ha establecido una red institucional entre los departamentos y unidades de medicina familiar establecidas o emergentes en las universidades, a lo largo de toda el África Subsahariana. Construida sobre las fortalezas existentes en toda África, la red originalmente estuvo vinculada a los 8 departamentos académicos en universidades de Sudáfrica, como los departamentos de medicina familiar de Tanzania, Kenia, Uganda, República Democrática del Congo, Ruanda, Sudán, Nigeria y Ghana. Hasta el momento, también se han establecido vínculos con la medicina familiar en otros países como Swazilandia, Malawi, Lesotho, Mozambique, Gambia, Zimbabwe, Togo, Namibia, Botswana, y más. Si bien esto ha sido el trabajo de muchos, se ha llevado a cabo bajo el liderazgo inspirador del profesor Jan De Maeseneer de la Universidad de Gante, en Bélgica. La medicina de familia africana le debe mucho a Jan por su previsión y su entusiasmo contagioso.

La iniciativa Besrour de Medicina Familiar Global del Colegio de Médicos de Familia de Canadá, dirigido por la Dra. Katherine Rouleau, también ha establecido vinculación entre los académicos de medicina familiar en Canadá y sus colegas en los países francófonos de África, entre ellos Malí y Túnez, pero también Etiopía y Tanzania. La Iniciativa Besrour ha sido financiada por un médico de familia canadiense, originario de África, de Túnez concretamente, el Dr. Sadok Besrour, uno de los principales filántropos en la atención primaria de salud mundial.

El congreso pudo conocer el establecimiento del programa de formación de medicina familiar en la primera Universidad de Addis Abeba, en Etiopía, en 2013. Este programa ha sido desarrollado con el apoyo de los educadores de medicina familiar de la Universidad de Toronto, en Canadá y la Universidad de Wisconsin, en los Estados Unidos de América. La contribución potencial de la medicina de familia en el sistema de salud de Etiopía es inmensa. El país está creciendo a un ritmo rápido y su población se acerca a los 90 millones de personas. Muchas, todavía, tienen dificultades para acceder a algo más que a la atención básica proporcionada por los trabajadores de salud en prórroga de un año de formación. En los últimos años, Etiopía ha abierto trece nuevas escuelas de medicina utilizando un innovador plan de estudios situado en la comunidad, y pronto se graduarán 3.000 nuevos médicos cada año. El plan de estudios situado en la comunidad debe ser una base ideal para atraer a los nuevos graduados de medicina de familia. El desarrollo de la medicina familiar en Etiopía está proporcionando un maravilloso ejemplo de lo mucho que podemos lograr trabajando juntos.

África Occidental se ha enfrentado a enormes desafíos en el último año, sobre todo por el impacto de la crisis del Ébola, y el congreso abordó cómo podemos trabajar juntos para apoyar la reconstrucción de los servicios de atención de salud en los países de esta región que han sido afectados por la crisis del Ébola, especialmente Liberia, Sierra Leona y Guinea, y reforzar el enfoque del fortalecimiento de los servicios de salud situados en la comunidad en todos los países de África.

En nombre de WONCA, ofrecí nuestras condolencias a las familias que han perdido a seres queridos en el brote de Ébola, incluyendo a las familias de los valientes médicos/as, enfermeras/os y otros trabajadores/as de la salud que se infectaron mientras proporcionaban tratamiento, atención y apoyo a sus pacientes. Muchos médicos/as de primera línea y enfermeras/os estaban entre las víctimas del ébola, lo que ha dejado a los servicios de salud de estos países afectados y vulnerables sin poder hacer frente a las continuas necesidades de salud de sus comunidades. En agosto del año pasado, la OMS informó que el brote de Ébola en África Occidental se había cobrado un peaje sin precedentes sobre los trabajadores/as de salud, infectando a más de 240 y matando a más de 120. Por desgracia, aún hay más colegas nuestros que han muerto desde ese informe: con las cifras recientes de nuevos informes, ha habido 820 trabajadores/as de salud infectados/as y 490 muertes.

Foto: Un destacable joven médico de familia, el Dr. Gerard, de Ghana, que describe sus experiencias como líder de un equipo de respuesta médica que viajó a Liberia para hacer frente a la crisis del Ébola.

Muchos de nuestros colegas de medicina familiar de toda África y de todo el mundo han participado en la respuesta, a través de organizaciones internacionales como la OMS, Médecins Sans Frontières (Médicos sin Fronteras) y la Cruz Roja Internacional / Media Luna Roja, y a través de los equipos de respuesta internacionales de países como Cuba y China. La educación de la comunidad ha sido fundamental, como lo ha sido la formación y el apoyo de los trabajadores/as de salud de primera línea. Los desafíos presenciados en la respuesta inicial al brote reforzaron la necesidad esencial de fuertes sistemas de atención primaria en cada país, con equipos de atención primaria bien formados y preparados adecuadamente, y la necesidad actual de un apoyo fuerte y coordinado tanto nacional como internacional. El congreso oyó a uno de nuestros jóvenes colegas de medicina familiar de Ghana, el Dr. Gerald Kwadwo Osei-Poku, quien dirigió un equipo médico en Liberia para brindar atención a las personas afectadas por el brote de Ébola. También tuve la oportunidad de compartir la historia de otra médica de familia notablemente involucrada en la lucha contra la crisis del Ébola, la Dra. Atai Omoruto, de Uganda.

En julio del año pasado, Atai viajó a Liberia como jefa de una unidad médica formada por doce trabajadores/as de salud y traída desde Uganda por la Organización Mundial de la Salud para combatir el brote de Ébola. Uganda ha experimentado una serie de brotes de Ébola en el pasado y, a través de su experiencia en su propio país, Atai se ha convertido en una de las médicas más experimentadas del mundo en el manejo de casos de Ébola. En una entrevista con el periódico Daily Observer de Liberia, Atai dijo que a la llegada a Liberia, "lo que vi fue cadáveres por todas partes; había más muertos que pacientes, y nadie parecía saber qué hacer." Atai y su equipo se pusieron a trabajar en el establecimiento de sistemas para el tratamiento de los afectados por el Ébola y el apoyo a la formación de los trabajadores locales de salud. La OMS ha informado de que, en muchos casos, "el personal médico había estado en riesgo porque no había ningún equipo de protección disponible, ni siquiera los guantes y mascarillas, y que el instinto compasivo de los que a veces se apresuran a ayudar a las personas visiblemente enfermas, sin detenerse a protegerse también, puso a los trabajadores/as sanitarios/as en mayor riesgo. Los sanitarios/as tenían un exceso de trabajo, estaban presionados/as, delgados/as y agotados/as", con lo que corrían el riesgo de cometer los errores que suceden en el control de infecciones. Además, los médicos/as informaron de que el trabajo con los trajes de protección era muy difícil con el calor, especialmente en ausencia de aire acondicionado. De hecho, muchas instalaciones no tenían electricidad o iluminación en absoluto.

Con su trabajo, Atai y su equipo hicieron una importante contribución a cambiar el curso de esta terrible epidemia. Y no fue sin pagar peaje. Al menos dos ugandeses murieron, mientras que ayudaban al pueblo de Liberia. Atai permaneció en Liberia durante seis meses, trabajando en condiciones muy difíciles, y no volvió a casa con su familia en Kampala hasta diciembre. Atai ya ha sido reconocida como una de las once contribuyentes más importantes para hacer frente a la crisis del Ébola en Liberia.

Parte de la tragedia del Ébola ha sido que los servicios de salud estaban paralizados y eran incapaces de brindar atención a las otras necesidades de salud de las comunidades afectadas. Probablemente nunca seremos capaces de cuantificar las muertes prevenibles de otros problemas de salud que se produjeron como consecuencia de la pérdida de los servicios de salud. ¿Cuántos niños murieron de malaria, neumonía y gastroenteritis en los países donde los sistemas de salud se habían derrumbado? ¿Cuántas mujeres murieron como resultado de la pérdida de los servicios de salud materna? ¿Cuántos/as niños/as morirán en el futuro a causa de enfermedades prevenibles debido al colapso de los programas de inmunización?

En el último día de congreso, el 9 de mayo, Liberia fue declarada libre de Ébola por la Organización Mundial de la Salud, algo que fue motivo de celebración en toda África Occidental. Liberia y el mundo tienen una enorme deuda de gratitud con Atai, Gerard y muchos/as otros/as médicos/as de familia y trabajadores/as de la salud de toda África y en todo el mundo, que vinieron a África Occidental para brindar apoyo durante esa hora oscura. Ahora tenemos que avanzar en nuestro trabajo para apoyar a nuestros colegas en Sierra Leona, Liberia y Guinea, donde los sistemas de salud han quedado muy devastados durante la crisis del Ébola.

El arzobispo emérito Desmond Tutu escribió un mensaje de esperanza en su prefacio al libro de Hugo y de Allen, "Los médicos del futuro: La medicina de familia en Sudáfrica". Él escribió: "Los médicos de familia son conscientes de los retos, intentan comprenderlos mejor y trabajan para afrontarlos... Las cuestiones de principios y valores, relaciones y significado, no se dejan al azar, sino que se convierten en un elemento importante del servicio, de los sistemas, de la formación y de la investigación. Esto me da esperanza en una transformación en el servicio de salud que puede hacerse cargo de nuestro pueblo, algo que nos puede guiar a través de este difícil momento. Esta esperanza no es sólo para Sudáfrica, sino también para nuestros hermanos y hermanas del resto del continente y del resto del mundo. Si el movimiento de la medicina de familia puede desempeñar ese papel, unamos nuestras manos y hagamos realidad ese sueño".

Después de presenciar el trabajo de nuestros colegas en África, comparto la esperanza de Desmond Tutu para el futuro.

Michael Kidd,
Presidente de la Organización Mundial de Médicos de Familia (WONCA)

Traducción: Eva Tudela, Spanish Society of Family and Community Medicine (semFYC) Director