Del presidente : marzo 2020

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Estoy entristecido, que no sorprendido, por tener que seguir escribiendo sobre el impacto del COVID-19, conocido como Coronavirus. Mientras la enfermedad se expande y los esfuerzos para contenerla son cada vez mayores, es importante reconocer y honrar a los médicos de familia y a los equipos de Atención Primaria que se encuentran en las líneas del frente del personal sanitario.

[El editorial publicado esta semana por Donalid Li: Li DKT. Challenges and responsibilities of family doctors in the new global coronavirus outbreak. Family Medicine and Community Health 2020;8:e000333. doi: 10.1136/fmch-2020-000333 ]

Los médicos y las médicas de familia en toda China y en una cantidad de países cada vez mayor, están respondiendo a esta crisis utilizando la mejor información y los mejores recursos disponibles. La investigación continúa a máxima velocidad intentando determinar la causa de la mutación del virus: ya hemos aprendido mucho. Pero todavía faltan meses antes de poder encontrar un antídoto o una vacuna que funcionen. Hasta entonces, los pacientes que muestren algunos síntomas, así como la gente que ha estado en contacto con alguien que tuviera el virus, se están auto-aislando o siendo puestos en aislamiento para el periodo de incubación requerido.

Los médicos de familia, a nivel global, tienen acceso a cierta información que les puede ser de ayuda a la hora de tomar decisiones informadas ante síntomas poco específicos, tan parecidos a los de la gripe, y sobre qué hay que hacer para alertar las agencias de salud pública ante un posible caso del virus. Además, los médicos y las médicas de familia también tienen que enfrentarse a la “preocupación” que muchos de sus pacientes muestran, con altos niveles de ansiedad sobre la potencialidad de contraer el virus, aunque esto sea extremadamente improbable, y que se suma a la preocupación natural de aquellos que ya son vulnerables por causa de sus comorbilidades preexistentes o la vejez. El papel central de la Atención Primaria ante la gestión de la emergencia y su respuesta es una cuestión sobre la que ya he escrito en varias ocasiones durante mi Presidencia de WONCA World. En ese sentido, la última de mis publicaciones, en el BJGP, la escribí junto a colegas como Amanda Howe, y la podéis leer aquí:

Mientras el virus sigue haciendo su camino, seguimos aprendiendo. Es importante volver a mencionar el nivel de preparación y respuesta ante una emergencia. En estos momentos hay una amplia tipología de profesionales trabajando en encontrar y definir las características de este virus, su transmisión y su proliferación aproximada. Científicos de numerosas agencias respetadas y de organizaciones de diversa índole están trabajando conjuntamente para desarrollar y prever, utilizando algoritmos cada vez más precisos. Para tratar con casos diagnosticados y potenciales a pie de calle es necesario el máximo nivel de conocimiento posible. Aquellos profesionales implicados con el rastreo trabajan en otro campo, pero son igualmente cruciales para reducir y contener la propagación del virus. Numerosos científicos de altísimo nivel, todos con un mismo objetivo. Y mientras trabajan, la gente en cada país continúa viviendo y visitando a sus médicos con enfermedades “normales”, que también deben ser diagnosticada y tratadas.

Es importante que escuchemos el sabio consejo de Michael Ryan, Director Ejecutivo del Programa de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud, sobre cómo mantener la calma ante un contexto que cambia rápidamente. Michael Ryan urge el sector global de la salud a que aprenda de esta epidemia.

Argumenta que mientras es cierto que el mundo reacciona bien ante un brote de un virus, una vez este ha sido contenido las lecciones aprendidas durante la crisis a menudo se pierden. Los profesionales sanitarios volvemos a nuestros trabajos, el personal extra contratado para ayudar durante la emergencia se retira y cuando el brote vírico se vuelve manejable, los sistemas de salud vuelven a trabajar como lo hacían antes. Todo el mundo se siente exhausto y aliviado. El mundo no aprende de las lecciones que estas crisis nos enseñan. En lugar de actuar así, Michael Ryan urge a todos los países a aprender de este conocimiento global, para que lo absorban y lo apliquen en la formación de sus nuevos profesionales sanitarios y sus programas de desarrollo continuo.

Mientras el COVID-19 continúa, yo pido tres cosas a nuestros médicos y médicas de familia. En primer lugar, mantente informado con las últimas informaciones fiables disponibles. En segundo lugar, utiliza tus habilidades y experiencia sabiamente. Y en tercer y último lugar, mantente seguro.

Todo el mundo necesita a sus médicos de familia ahí, en medio de este presente lleno de preocupaciones. Los médicos y las médicas de familia somos, ahora más que nunca, la primera puerta de entrada y la última de salida, sean cuáles sean los cambios y desafíos a los que nuestras comunidades tengan que enfrentarse.