Del Presidente: Septiembre 2021

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Cobertura Sanitaria Universal?

Como médicos de familia, apoyamos enfáticamente el objetivo de la Cobertura Sanitaria Universal. Sabemos que la mejor manera de lograr la Cobertura Sanitaria Universal es tener un sistema de atención primaria de salud integral y coordinado como base para todo el sistema de salud, con derivaciones clínicamente apropiadas entre la atención primaria y secundaria. Un elemento crucial de la atención primaria conjunta es la inmunización y la vacunación, que brindan la protección necesaria contra padecimientos, enfermedades y afecciones prevenibles en el mundo.
Después de la celebración de la Declaración de Astana en Octubre de 2018, en la que todos los países firmaron y comprometieron a sus naciones a brindar Cobertura Sanitaria Universal, había esperanzas de que el objetivo fuera más alcanzable que nunca.

Entonces la pandemia del COVID19 ocurrió y, comprensiblemente, todas las naciones abordaron esta importante amenaza para la salud mundial. Reconocer que la amenaza no es exclusiva de un país, que no respeta las fronteras, que no se puede contener de manera ordenada, fue importante. Hace un año, en mi columna en la edición de septiembre de 2020 de WONCA News, observé algunos de los desafíos enfrentados en todo el mundo en el contexto de la pandemia, las dificultades para reflejar cifras precisas y los retos en la forma de recopilar datos en las que se hicieron comparaciones más fáciles y significativas. En esa misma columna también reflexioné sobre las oportunidades que ofrecía esta amenaza global.

“Este virus, aunque mal recibido, ha generado un deseo, tal vez incluso una necesidad, de que trabajemos en colaboración entre naciones, especialidades y culturas, para ayudar a abordar problemáticas de importancia mundial. Lo que es importante y desafiante en un país puede convertirse rápidamente en importante y desafiante en muchos otros”.

Ahora siento que esta declaración fue demasiado optimista, expresó demasiada esperanza en nuestros sistemas de salud, en nuestros políticos, en nuestros socios para el desarrollo. Mientras escribo hoy, a pesar del desarrollo, la disponibilidad y la producción de numerosas vacunas eficaces, nos enfrentamos a la intransigencia, la terquedad y una falta casi total de trabajo colaborativo entre las naciones para garantizar que el acto básico de vacunar a la población mundial contra la amenaza de variantes y mutaciones de este virus, pueda ocurrir.

Las razones del pésimo retraso en el suministro de vacunas a las poblaciones que las necesitan son muchas. En medio del ruido continuo que rodea a las vacunas, están las grandes compañías farmacéuticas cuyos directores están protegiendo sus patentes; la mayoría de las grandes empresas farmacéuticas (con una notable excepción) se niegan a proporcionar vacunas a precio de coste; los gobiernos almacenan y acumulan vacunas mientras millones de personas en otros países quedan desprotegidas; y los gobiernos aceptan dudosas aserciones sobre la eficacia de algunas vacunas.

Oímos a diario sobre la diplomacia de las vacunas (que parecería ser cualquier cosa PERO diplomática), guerras de vacunas, guerras de información ... cuando, en el mundo real, la batalla se trata de luchar contra el virus y proteger a la población mundial. ¿Cuándo se desperdició la oportunidad de trabajar en colaboración entre naciones, culturas y especialidades? ¿Por qué se desperdició? El riesgo de este virus y sus inevitables mutaciones sigue siendo un riesgo global. Como ciudadanos del mundo, no podemos simplemente sentarnos y asumir que la economía farmacéutica adoptará una posición ética o moral. Ahora podemos ver,
claramente, lo que está impulsando la batalla dentro de la industria farmacéutica. Si bien nadie esperó que las compañías farmacéuticas adoptaran una posición noble, nosotros sí esperábamos que los gobiernos adoptaran una posición moral y hicieran lo correcto por la humanidad. La batalla en curso por la precedencia entre las empresas farmacéuticas es indecorosa. Para nada bonito. Y la negativa de los gobiernos a apoyar a sus vecinos globales, o hacer una demostración de compartir dosis insignificantes de la vacuna, es un reflejo de un mundo donde la empatía y la compasión han casi desaparecido.

Si nosotros, como ciudadanos del mundo, no podemos siquiera trabajar juntos para lograr una vacunación justa y equitativa contra la mayor amenaza mundial de la historia, ¿cómo vamos a creer que trabajaremos en colaboración para lograr la Cobertura Sanitaria Universal?

... y un posdata, En el contexto de disipar información errónea sobre las vacunas contra el COVID, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres ha producido un conjunto de herramientas móviles para profesionales, alojado en las páginas de Innovación y Salud Digital de la OMS. Este conjunto de herramientas proporciona información sencilla y útil sobre cómo compartir fuentes de información confiables; recursos listos para usar y compartir en cuentas de redes sociales; e incluso soporte para crear contenido. Consulte el Toolkit de Redes Sociales para Profesionales de la Salud (who.int), en inglés.